Museo Comunitario Santos Gutiérrez

Nació en el Cocuy en 1892 y falleció el 25 de agosto de 1973. Sus padres fueron el general Campo Elías Gutierrez Bernal (1852–1902. y Ana Sixta Leal Díaz (1871–1940), quienes contrajeron matrimonio el 31 de mayo de 1890. Su hermano José Campo Elías Gutiérrez Leal, nació en 1895 y murió a consecuencia de unas heridas que recibió en una fiesta de disfraces o matachines en El Cocuy el 23 de diciembre de 1924.

Fue una gran señora, esposa y madre ejemplar, caritativa igual que su madre, con quien sufrió en su infancia los estragos y penurias generados por la violencia política de la época.

Doña María Sixta Tulia Gutierrez Leal, se casó dos veces. La primera vez el 3 de febrero de 1912 con el médico cocuyano Milciades Salazar Granados y de ese matrimonio nació Ana Emperatriz Salazar Gutiérrez (1913–1968), quien se casó con el italiano Claudio Foschi. De esta unión nacieron sus hijos Francisco, Alberto, María Cristina y Ricardo Foschi Salazar. El doctor Milciades Salazar Granados falleció en 1913.

Doña María Sixta se casó por segunda vez el 8 de julio de 1920 con Gabriel Villamarín Valderrama (hijo de Fausto Villamarín y Joaquina Valderrama), quien nació en Tasco en junio de 1891 y falleció en Bogotá el 31 de julio de 1972. De esta unión nacieron sus hijos: Hernán (1921–1992), Gabriel Antonio (1927-1998), Campo Elías, Álvaro, Graciela (1932) y Berta Villamarín Gutiérrez, quien nació el 12 junio de 1937.

Hernán Villamarín Gutiérrez, se casó con Olga Ramírez Orjuela y de esta unión nacieron sus hijos: Carlos Hernán, Ricardo, Mauricio, Luis Fernando y Olga Lucia Villamarín Ramírez.

Gabriel Antonio Villamarín Gutiérrez, se casó en primeras nupcias con Mary Restrepo Gómez y de esta unión nacieron sus hijos: Silvia, Gabriel Enrique, Alberto, Germán, Juan Carlos y Rafael Villamarín Restrepo. En segundas nupcias se casó con Cecilia Ruiz y de este matrimonio nacieron sus hijos: Andrés Camilo y Marcela Villamarín Ruiz.

Campo Elías Villamarín Gutiérrez, falleció soltero en 1948.

Álvaro Villamarín Gutiérrez, se casó con Gilma Rodríguez y de esta unión nacieron sus hijos: Patricia, Claudia, Adriana y Sandra Villamarín Rodríguez.

Graciela Villamarín Gutiérrez, se casó con Humberto Cáceres Barbosa y de esta unión nació su hija: Lizeth Cáceres Villamarín.

Berta Villamarín Gutiérrez se casó en 1959 con el ingeniero Carlos Fonseca Ramírez y de esta unión nacieron sus hijos: Luis Gabriel, Elizabeth, Bertha Lucia y Martha Eugenia Fonseca Villamarín.

Nació en El Cocuy, Boyacá, en el año 1833. Falleció el 4 de septiembre de 1880. Sus padres fueron Pedro Nolasco Cújar Hernández (1805 – 1852, natural del municipio de Corrales) y doña Ana Josefa Salazar Navarro (1806 – 1880). Tuvo seis hermanos: María Concepción, Eladio María, Pedro Nolasco, Virginia, Joaquín Adolfo y Eduardo María Cújar Salazar.

La señora Genoveva Cújar se casó en dos ocasiones, inicalmente el 4 de junio de 1851 con José Andrés Gutiérrez Boada, tío del general Santos Gutiérrez. De este primer matrimonio nacieron sus hijos: Inés de las Mercedes (1855), Francisco, Rosa Cándida Gutiérrez Cújar (1858). Al fallecer su esposo Andrés Gutiérrez en 1858, la señora Genoveva se casó por segunda vez el 2 de agosto de 1862 con Joaquín María Espinel Wilches. De esta segunda unión nacieron sus hijos: Joaquín María (1862 – 1939), Abdón (1864 – 1897), Ester de la Concepción (1866 – 1908), Juan Nepomuceno (1867), Escipión de Jesús (1870) y Anita de los Santos Espinel Cújar (1869 – 1941), esta última en agosto de 1887 se casó con Olimpo Gallo Mora (1860 – 1917), padres del ingeniero Olimpo Gallo Espinel).

Fue una mujer de un gran poder económico y político, por lo que fue considerada como una matrona y apodada como la “Generala”. La señora Genoveva, era el medio de comunicación entre los cocuyanos y el general Santos Gutiérrez. Viajaba a Bogotá con jaulas de pájaros, con caravanas de mulas y se hospedaba en una casa que tenía en el barrio La Candelaria. Regresaba a El Cocuy con regalos para muchos niños.

Fue la encargada en varias ocasiones de guardar el cuadro de la virgen “La Morenita de Güicán”, raptado algunas veces por el enfrentamiento permanente que mantenían los cocuyanos y los güicanes.

Durante las guerras civiles que azotaron al país y particularmente a la región del norte del departamento de Boyacá, facciones de cocuyanos arrebataron en varias ocasiones el cuadro bello y resplandeciente de la virgen “la Morenita de Gúicán”, lienzo que durante la colonia los oborígenes veneraban en la Cueva de la Cuchumba, alumbrándolo de día y de noche con cera negra y trementina de frailejón. En una de estas ocasiones bélicas la señora Genoveva Cújar Salazar, recuperó el cuadro y por temor a que se lo quitaran lo emparedó en una habitación oratorio del segundo piso de su casa. Una leyenda dice que “A los pocos meses de la muerte repentina de la señora Genoveva, su alma le reveló a uno de los domésticos de su casa el lugar donde estaba emparedado el cuadro milagroso de la virgen y ordenó devolverlo inmediatamente a Güicán, pues de lo contrario ella permanecería penando en el purgatorio. Encontrado el cuadro, su hermano el doctor Eduardo María Cújar Salazar, lo entregó al día siguiente al cura Pedro Zoilo Alejo Blanco, párroco de Güicán”.

En la casa que fue de la señora María Genoveva Cújar Salazar funciona actualmente el Hotel Casa Museo La Posada del Molino. Un cristo hermoso, centinela y vigia del sitio donde doña Genoveva emparedó el cuadro de la “Morenita de Guícán”, pertenece en la actualidad a la familia Vargas Osorno en Bogotá.

Nació en El Cocuy, Boyacá, en agosto de 1873. Falleció en Bogotá en el año 1943. Sus padres fueron el señor Pedro Ignacio Gallo Angarita (1831 – 1898) y doña Silvia Mora Bernal, quienes se casaron en Tunja el 13 de junio de 1871. De esta unión nacieron sus hijas: María Ignacia Modesta de las Mercedes y Carolina Petronila de las Mercedes Gallo Mora.

Carolina Gallo Mora, estuvo casada en dos ocasiones. La primera vez se casó el 12 de junio de 1894 con el médico Lucas Carreño Tarazona (1866 -1917). De esta unión nació su hija María Ignacia Carreño Gallo. Fallecido el doctor Carreño, se casó en segundas nupcias el 9 de julio de 1919 con el general Pedro León Moreno. De esta unión no hubo descendencia.

Ella fue una distinguida matrona que se caraterizó por su personalidad, su cooperación a los necesitados, su participación en las actividades culturales y sociales. Por sus virtudes, por su don de gente, se hizo acreedora a la gratitud y al respeto de sus paisanos.

El 19 de mayo de 1915 hizo la donación de un terreno en la vereda El Palchacual para la construcción de una escuela. El 26 de marzo de 1919, junto con doña Ana Sixta Leal de Gutierrez y tres damas más, fue elegida como miembro de la junta patriótica del centenario de las batallas del Pantano de Vargas y del Puente de Boyacá.

Fue propietaria de la mitad de las veredas de El Mortiño y de El Palchacual.

El periódico “El Imparcial” en su edición del 26 de octubre de 1957 se refirió a ella de la siguiente manera: “…Blanca, robusta, de voz agradable, conversación rápida, elegante, aristocrática, piadosa, inteligente y caritativa. Estos rasgos generales y las normas admirables en que transcurrió su vida, son la expresión de una personalidad excepcional especialmente por el ambiente social de aquella época. …Vestía elegantemente como una gran dama europea, saludaba con cariñosas sonrisas a todas las personas por igual. …En las fiestas patrias o reuniones sociales se convertía en el personaje social por su variada conversación, su gran dignidad, su inagotable simpatía. …Cuando la miseria se recostaba a sus puertas en interminables filas, llenaba con pan las manos de los mendigos y con palabras de consuelo llenaba los inmensos vacios del angustioso desamparo. …Los aborígenes Tunebos llegaban a vender sus precarias mercancías hechas a mano y conseguir con el trueque la sal para la comida de su tribu. …Eran recibidos por Doña Carolina, como huéspedes muy gratos. …Los nativos después de haber cumplido su misión, salían directamente sin hablar con nadie hacia sus lejanas tierras por la loma del Cerezo, pregonando la gratitud de la señora Carolina, en el impenetrable silencio de sus almas”.

Mujeres Insignes

María Sixta Tulia Gutiérrez Leal

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Ana Sixta Leal Díaz

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María Genoveva Cújar Salazar

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Carolina Gallo Mora

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María De Jesús Alvarado Vargas

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